La temporada de cruceros 2022 – 2023 irá hasta marzo del próximo año y se espera la llegada al país de cerca de 626.900 visitantes, es decir, 221 % más que en el periodo 2019 – 2020.
Serán un total de 227 recaladas, con al menos 26 líneas, en los puertos principales del Pacífico y El Caribe.
Al igual que las demás variables sectoriales de turismo, el número de cruceristas no solo se recupera, sino que crece respecto a las cifras previas a la pandemia.
El Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, a través de Fontur y ProColombia, mantiene una línea estratégica con el fin de promocionar nuevos destinos para cruceristas en el país. 
Por ejemplo, la línea de cruceros Lindblad Expedition, a partir de octubre de este año, tiene un itinerario que por primera vez incluye localidades como Sapzurro, Capurganá y algunas otras en el Golfo de Morrosquillo.
Adicionalmente las líneas de cruceros de expedición muestran gran interés en el Cabo de la Vela, en La Guajira. Se espera, además, la puesta en marcha del crucero fluvial que navegará por el río Magdalena.
Esta es una de las iniciativas más importantes para el turismo en Colombia, alineada con la recuperación de la navegabilidad de la principal arteria fluvial. Va de la mano con la preservación del ecosistema y contribuye al posicionamiento del país como potencia mundial de la vida. Las compañías a cargo estiman que para 2024 estaría en funcionamiento.
La industria de cruceros es un segmento de gran importancia. Actualmente, Cartagena es el destino líder en cuanto a recaladas. Sin embargo, en los 4.171 kilómetros de línea de costa del país, existe una amplia oferta de destinos emergentes con capacidad para posicionarse aún más en el segmento de expedición, entre ellos Bahía Solano, Buenaventura, Utría, Gorgona y el Cabo de la Vela.
Dentro de la intención del Gobierno del presidente Gustavo Petro de que el turismo sea protagonista de la consolidación de la paz, promover destinos no tradicionales es una prioridad.
Precisamente, en el Puerto de Bahía Solano atracó, el pasado 2 de octubre, el MS FRAM de la naviera Hurtigruten, del que desembarcaron los primeros 100 cruceristas que arriban al Pacífico desde 2019, año en el que se suspendieron las operaciones portuarias en el Chocó por la pandemia.
Bahía Solano fue el primer puerto sobre el Pacífico en acoger esta modalidad de turismo en el año 2014.
La reactivación también llegará  a destinos como San Andrés y Providencia, que recibirán las primeras recaladas luego del paso del huracán Iota, en 2020, y más recientemente del huracán Julia.
A Cartagena, según proyecciones de la terminal portuaria de la ciudad, arribarán más de 625.700 cruceristas en 192 recaladas, a las cuales se suman las 11 recaladas en siete líneas que espera Santa Marta. Por su parte, para los puertos del Pacífico, Bahía Solano, Utría y Gorgona, se estiman 11 recaladas de cinco líneas.
El registro de 2019 – 2020, período de referencia para el sector, previo a la pandemia, reportó 316.893 cruceristas en los puertos nacionales.
Apoyo a la oferta
Desde as entidades se promueve la participación de empresarios nacionales de la industria en escenarios comerciales, como la Florida Caribbean Cruise Association Conference (FCCA).
Del 11 al 14 de octubre se adelantó una agenda de encuentros, con ejecutivos de diferentes líneas, para la búsqueda y apertura de oportunidades que permitan seguir posicionando a Colombia como destino internacional para cruceros. Participaron la Alcaldía de Buenaventura y los tour operadores Colombia 57, Cartagena Excursions by Convi, y la agencia marítima Naves
Del mismo modo, junto con aliados como ANATO, el Puerto de Cartagena, la Corporación de Turismo de Cartagena y la organización canadiense AQUILA Center for Cruise Excellence, en noviembre se llevará a cabo un entrenamiento en excelencia del servicio y actualización en tendencias de la industria.  
Las expectativas positivas en materia de cruceros representan muy buenas noticias para los destinos y los empresarios del sector, teniendo en cuenta que los cruceristas generan dinámicas comerciales en favor de las comunidades locales, dejando ingresos importantes y promoviendo dinámicas sostenibles a partir del turismo.