Reducir a la mitad la producción de petróleo y carbón, como lo quiere el presidente Gustavo Petro, tendría un impacto negativo porque se perderían aproximadamente 362,960 empleos en total.

Así lo señala un estudio colaborativo entre el Departamento Nacional de Planeación (DNP), la Agencia Francesa de Desarrollo y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), donde se exploraron las repercusiones de reducir a la mitad la producción de petróleo y carbón en Colombia. Los resultados revelan un panorama complejo que abarca el empleo, el PIB y la pobreza.

Esto se traduce en una disminución del 12.1% en la producción de crudo en los departamentos petroleros, con una pérdida de 117,000 puestos de trabajo. Para los departamentos productores de carbón, el impacto es aún más marcado, con una reducción del 11.8% en la producción y la eliminación de 145,000 empleos. Además, se estima que se perderían otros 100,000 puestos de trabajo en el resto de los departamentos.

En este contexto, el PIB podría retroceder un 3.5% si la transición no se realiza de manera gradual. La pobreza moderada también podría aumentar un 3.26%, mientras que la pobreza extrema crecería un 1.4% en el primer año de análisis del modelo.

El escenario planteado parte de la premisa de esta significativa disminución en la producción de recursos naturales y aborda los desafíos que enfrentaría el Gobierno colombiano entre 2023 y 2030. Uno de los puntos destacados es la posible pérdida de aproximadamente 362,960 empleos en total.

Para contrarrestar estos efectos negativos, se han propuesto diversas recomendaciones. Entre ellas, se sugiere buscar incentivos para impulsar la producción en los sectores agrícola, de agroindustria y turismo en los departamentos afectados. Esto podría generar alrededor de 93,000 puestos de trabajo para compensar las pérdidas en el sector petrolero y hasta 120,000 empleos para mitigar los impactos en la producción de carbón.

Además, se plantea un programa de transferencia monetaria de $1 millón para aquellos que pierdan sus empleos y apoyo en la capacitación para actividades más sostenibles. Es importante destacar que, aunque estas políticas pueden mitigar en parte los efectos negativos de la descarbonización, no logran eliminar por completo las consecuencias económicas de esta transición. La búsqueda de un equilibrio entre la reducción de la producción de recursos naturales y la generación de empleo y crecimiento económico sostenible sigue siendo un desafío clave para Colombia en su camino hacia la descarbonización.