En América Latina y el Caribe se generan 231 millones toneladas de Residuos Sólidos Municipales (RSM) al año, esto equivale a 0.99 kilos por persona al día. De estos residuos, sólo reciclamos menos del 5 %, según el Banco Interamericano de Desarrollo.

Así mismo, los residuos plásticos se han duplicado en los últimos 20 años, pero sólo el 9 % se recicla exitosamente, de acuerdo con la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Destacando que, en nuestra región, la recolección y clasificación del material reciclable es realizada principalmente por recicladores de base.

Como respuesta a este escenario, cada vez son más las empresas interesadas en ayudar al planeta y convertirse en carbono neutro pensando en el futuro próximo. En este proceso, la economía circular es un protagonista estratégico para ellas, pues por medio de iniciativas como generar productos con material reciclado, además de disminuir su huella de carbono, encuentran una oportunidad de negocio para crecer en el mercado.

Una muestra de lo anterior es la puesta en marcha de ClickGreen, el ecosistema que se encarga de prestar servicios de acompañamiento y fortalecimiento a empresas de la industria de la economía circular con el propósito de desarrollar proyectos de impacto ambiental, el cual ha logrado reciclar más de 126 toneladas de plástico acompañando a más de 15 empresas y 35 proyectos en el país, haciéndolos más visibles e incentivando la tracción de participantes para la entrega de recursos económicos para los mismos.

“Un modelo de economía circular bien estructurado y con valores agregados no solo logra reducir costos operativos, también costos de producción, logrando ser competitivos frente a nuevos mercados y permite integrar modelos de triple impacto, desde lo social, lo económico y lo ambiental. Además, con la adquisición de productos recuperados se generan ingresos económicos para la población que se dedica a la recuperación, mientras se reduce la compra de insumos vírgenes y esto impacta positivamente al ecosistema ambiental, mitigando los efectos negativos de la industria extractiva”, puntualiza Juan Diego Giraldo Salazar, Co-founder & CEO en ClickGreen.

Cada vez más un gran número de empresas en Colombia comparten esa visión de integrar modelos económicos sostenibles, por ejemplo, en Bogotá puntualmente existen más de 200 empresas formales de recuperación de plástico, dedicadas a recuperar y vender residuos sólidos como plástico, cartón, chatarra; así lo asegura informe de acoplasticos 2019, indicando que la cifra aumenta cada año. Y según registro del programa de la ANDI, Visión 30/30, que se encarga de impulsar un modelo de economía circular de envases y empaques, cerca de 300 empresas grandes del país se encuentran inscritas.

Sin embargo, la realidad es que una empresa puede integrar modelos de economía circular en gran parte de su proceso productivo, pero difícilmente llega a ser 100 % circular, siendo esto y la informalidad de la base empresarial de estos modelos económicos un reto y un desafío para la industria.

“Necesitamos fomentar la creación de empresas con modelos económicos circulares, fortalecer la investigación y el desarrollo de nuevos productos con material recuperado, así como solucionar los problemas de tracción de participantes para empresas de economía circular. Por eso, desde ClickGreen trabajamos fuertemente para hacerlo posible, a partir de la filosofía de que no todos los residuos deberían morir en la basura porque pueden ser transformados de maneras innovadoras y rentables. Seguiremos buscando alternativas para que miles de empresas y proyectos de impacto desarrollen mercadeo, optimicen sus procesos, consigan los recursos necesarios e implementen tecnológicas para impulsar el ecosistema de economía circular del país”, finalizó Giraldo. Indiscutiblemente, este es el camino que deben tomar las empresas para asegurar su futuro. Hoy en día, gracias a las nuevas iniciativas y políticas verdes ha aumentado la conciencia colectiva enfocada hacia productos sostenibles, y el consumidor se preocupa cada vez más por el cambio climático, teniendo como resultado unos hábitos de consumo diferentes. No hacerlo puede llevar a las compañías a reducir su competitividad comercial y el resultado de esto es la quiebra, lo anterior entendiendo que la adaptabilidad es un motor clave para toda empresa que quiera estar en el mercado.