Colombia, es un país reconocido por su rica biodiversidad y cultura vibrante, que ya hace un tiempo ha venido posicionándose como un destino líder en es este tipo de turismo que busca no solo minimizar el impacto negativo en el medio ambiente y la sociedad, sino también dejar una huella positiva en las personas; por eso está enfocado en salvar bosques, limpiar ríos, proteger especies en peligro de extinción; empoderar a las comunidades locales, generar ingresos equitativos, preservar culturas ancestrales; además de crear experiencias auténticas y ofrecer a los viajeros la oportunidad de conectar con la naturaleza y las culturas locales de manera respetuosa.

Este tipo de turismo representa una oportunidad única para impulsar el desarrollo sostenible en regiones colombianas que han sido tradicionalmente marginadas; ya que contribuye a generar empleo, mejorar la calidad de vida de las poblaciones y preservar el patrimonio cultural y natural de Colombia.

Según una reciente encuesta de Booking.com a más de 33.000 viajeros en 35 países, incluyendo Colombia, el 79% considera crucial tomar acciones más sostenibles en sus viajes. Además, el 49% de los colombianos encuestados está dispuesto a pagar un extra por opciones de viaje certificadas como sostenibles.

En nuestro país, diferentes empresas están a la vanguardia de esta tendencia. Entre ellas se destacan las Empresas B certificadas, negocios que están liderando la transformación empresarial, adoptando un nuevo modelo donde la rentabilidad es vehículo para el impacto social y ambiental. Estas son empresas que no solo buscan obtener ganancias, sino también generar un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente.

Aunque hay 121 Empresas B Certificadas en el país, de diferentes sectores, tamaños e industrias; cabe resaltar que las del sector turismo se destacan por las buenas prácticas en sus operaciones y cadenas de suministro. Algunas a nombrar son:

●   Awake Travel: empresa de turismo y conservación que conecta a viajeros con anfitriones locales en destinos de naturaleza, promoviendo el intercambio cultural y el desarrollo económico local.

●    Blue Apple Beach: este hotel y club de playa en Cartagena, demuestra el poder del impacto triple para comunidades marginadas, vía su manejo innovador de residuos y enfoque en la economía circular.

●   Dos Aguas Lodge: este hotel celebra el turismo sostenible a través de experiencias que benefician a los habitantes de Rincón del Mar, en sus necesidades sociales, culturales y ambientales.

●  Galavanta: con un enfoque en sostenibilidad y responsabilidad social, esta agencia diseña viajes a la medida y con experiencias únicas en Colombia.

●      Hotel Vilar América: este hotel boutique en Bogotá se destaca por su compromiso con la reducción de residuos y el apoyo a productores locales.

●      Green Souls: trabaja en crear conciencia a través de poderosas experiencias de viaje que posicionan marcas y contribuyen a proteger el océano.

●    Parque Ecológico Providencia: espacio natural que promueve la restauración del bosque seco tropical, la ganadería silvopastoril, prácticas de agricultura sostenible y orgánica y avistamiento de aves.

●      Alcubo Marketing: viajes corporativos sostenibles que promueven limpieza de playas, ⁠liberación de especies en recuperación, ⁠siembra de árboles nativos, entre otros.

“Las Empresas B son de todos los sectores y tamaños; sin embargo, las que están específicamente enfocadas en turismo están comprometidas con promover un turismo que cree oportunidades para el crecimiento socioeconómico y al mismo tiempo empodere a las poblaciones desatendidas, como mujeres, jóvenes y minorías. Son empresas que llegan para sumar y no para restar” explica Camilo Ramírez director ejecutivo Sistema B Colombia.

Es importante resaltar, que estas empresas de alguna manera apalancan el presente Plan Sectorial de Turismo 2022-2026,“Turismo en Armonía con la Vida”, donde se propone fomentar el turismo como un mecanismo para la transición económica y energética, además de ser uno de los principales instrumentos de conservación del patrimonio y de la garantía de derechos; pasando de un modelo basado en la competitividad, donde el ser humano se considera un factor de producción, a un modelo centrado en el desarrollo de las capacidades humanas, maximizando el bienestar y restaurando las relaciones con la naturaleza, los demás y el entorno.