(Reuters) -La directora del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, afirmó el miércoles que los bancos centrales deben ser persistentes en la lucha contra la inflación generalizada, admitiendo que muchos economistas se equivocaron cuando predijeron el año pasado que las alzas de precios disminuirían.
«La inflación es obstinada, tiene una base más amplia de lo que pensábamos», dijo, añadiendo que «esto significa que (…) necesitamos que los banqueros centrales sean tan obstinados en la lucha contra ella como lo ha sido la inflación».
Si la política fiscal y la política monetaria funcionaran bien, el próximo año podría ser menos doloroso, dijo en un acto con el miembro francés del Banco Central Europeo, Francois Villeroy de Galhau. No obstante, remarcó que si la política fiscal no está lo suficientemente orientada podría convertirse en «el enemigo de la política monetaria, alimentando la inflación».
Los comentarios de Georgieva se produjeron un día después de que el gobierno de Estados Unidos informara de una inesperada subida de los precios al consumidor en agosto, en la que los costos de los alquileres y los alimentos siguieron subiendo.
Georgieva dijo que la sorprendente alza es «solo un retazo de la incertidumbre y las dificultades» a las que se enfrenta la economía mundial. Tanto la pandemia del COVID-19 como la invasión rusa de Ucrania habían contribuido al aumento de los precios y a la crisis del costo de la vida.
En un blog, el FMI advirtió que la subida de los valores del petróleo estaba impulsando al alza todos los precios al consumidor, lo que podría provocar una espiral de precios-salarios si estos efectos de segundo orden se mantienen. Los bancos centrales deberían responder «con firmeza», señaló.
Cuando la inflación general ya es alta, como ahora, los salarios tienden a aumentar más en respuesta a una crisis del precio del crudo, dijo el Fondo, citando un estudio de 39 países europeos.
Esto demuestra que la gente es más propensa a reaccionar a los aumentos de precios cuando la alta inflación está erosionando visiblemente los niveles de vida, dijo, señalando que cuanto más grandes son los efectos de segunda ronda, mayor es el riesgo de una espiral sostenida de precios-salarios.
«Si son grandes y sostenidas, las perturbaciones de los precios del petróleo podrían alimentar aumentos persistentes de la inflación y de las expectativas inflacionarias, que deberían contrarrestarse con una respuesta de política monetaria», indicó, señalando que la gente tendía a buscar una mayor compensación por las subidas de los precios del crudo.
Sin embargo, incluso en un entorno de alta inflación, los salarios se estabilizan al cabo de un año en lugar de seguir aumentando a un ritmo constante, afirmó.
«En la medida en que los bancos centrales se mantengan adecuadamente vigilantes, la elevada inflación actual podría seguir provocando una compensación del costo de la vida superior al habitual, pero no tiene por qué transformarse en un aumento sostenido de la inflación», añadió.
Desaceleración del crecimiento exacerba presiones de deuda, se avecinan quiebras corporativas: IIF(Reuters) – La desaceleración del crecimiento económico está elevando los niveles de deuda global, especialmente en los mercados emergentes, dijo el miércoles el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), y advirtió sobre un aumento significativo de las quiebras corporativas en el futuro.
La relación deuda-PIB global, una medida ampliamente utilizada para medir la capacidad de un prestatario de cumplir con sus obligaciones, aumentó a 350% en cinco trimestres, su primera alza del periodo, indicó el IIF.
En los mercados emergentes, esa proporción se elevó en casi 3,5 puntos porcentuales, al 252% del Producto Interno Bruto, lo que se refleja «en un mayor impacto de desaceleración» de la economía.
«Las presiones inflacionarias no han sido lo suficientemente altas como para reducir los índices de deuda», dijo Emre Tiftik, del IIF, en un reporte del organismo.
El aumento se produce a pesar de una disminución general de la deuda mundial, que se redujo de 5,5 billones de dólares a 300 billones de dólares en los tres meses hasta fines de junio, la primera caída trimestral desde 2018.
La deuda en los mercados avanzados disminuyó en 4,9 billones de dólares, a poco más de 201 billones de dólares, mientras que una baja proporcionalmente menor en mercados emergentes situó el total en las economías en desarrollo en 99 billones de dólares.
La disminución en el monto total de la deuda fue impulsada por el avance del dólar a cerca de máximos de 20 años frente a otras monedas, así como por una desaceleración en las nuevas emisiones.
Una combinación tóxica de inflación alentada por alzas de los precios de energía y alimentos llevó a las autoridades a elevar las tasas de interés a nivel global en los últimos meses, lo que a su vez amplificó los riesgos de recesión mundial. Mientras tanto, los gobiernos han aumentado el gasto para apuntalar las economías ante el impacto energético.
El informe prevé que la relación deuda-PIB global se incremente en otros 2 puntos porcentuales para fin de año.
Los datos muestran que, hasta agosto, la emisión de bonos de gobiernos en lo que va del 2022 fue un 20%, inferior al mismo período de 2021. La deuda soberana se redujo a 85,8 billones de dólares, pero aumentó un 21% desde 70,7 billones de dólares en el primer trimestre de 2020, según el reporte, que destacó los incrementos de estímulos fiscales durante la pandemia.
La presión alcista sobre los costos de endeudamiento continuará, ya que se espera que la Reserva Federal de Estados Unidos eleve su tasa de referencia en al menos 75 puntos básicos la próxima semana. «Podría desarrollarse un aumento significativo en las quiebras (corporativas) a medida que suben los costos de los préstamos, lo que hará bastante difícil para los bancos centrales diseñar un aterrizaje suave sin implicaciones adversas para los mercados laborales», dijo el IIF.