(Bloomberg) — La vicepresidente de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, fue declarada culpable de cargos de corrupción y condenada a seis años de prisión por un tribunal federal el martes, en un caso histórico que probablemente intensificará las batallas políticas en la nación sudamericana.

Aunque Fernández de Kirchner no tendrá que cumplir la condena en un futuro próximo, dada su inmunidad como vicepresidenta y jefa del Senado, la decisión judicial se produce a menos de 11 meses de las elecciones presidenciales, a las que ha insinuado que podría presentarse. El tribunal con sede en Buenos Aires también le prohibió ocupar cargos políticos en el futuro.

Kirchner, de 69 años, tiene la opción de apelar la decisión ante la Corte Suprema, lo que alargaría aún más el proceso. Para despojar a Kirchner de su actual inmunidad senatorial, se requiere que dos tercios de los legisladores de la Cámara Alta del Congreso lo aprueben, lo que no se espera que ocurra dado el control que tiene el Gobierno sobre la Cámara.

Kirchner, una de las figuras más poderosas y polarizadoras de Argentina, fue acusada de corrupción y de presunta “asociación ilícita” junto con un magnate de la construcción en los años en que fue presidenta, entre 2007 y 2015, y los fiscales pidieron una pena de 12 años de prisión. Kirchner ha negado reiteradamente las acusaciones y ha denunciado el caso como una maniobra política de la oposición y miembros de la justicia para sacarla del poder.

La sentencia probablemente aumentará las tensiones políticas en un país profundamente dividido y estimulará la fragmentada coalición gobernante de cara a las elecciones del próximo año. El presidente Alberto Fernández, que fue elegido por Kirchner para liderar la coalición a pesar de tener menos peso político, se puso del lado de su vicepresidenta, calificando la investigación de “política”. Grupos sociales y sindicales vinculados al oficialismo se manifestaban el martes en el centro de la ciudad de Buenos Aires antes de la decisión del tribunal.