(Andrés Felipe Medina Grass, economista de BBVA Research).- A febrero, la expansión de la cartera de créditos sigue siendo muy modesta en el segmento de vivienda y negativa en los de consumo y comercial. La cartera de vivienda, a pesar de que dejó atrás los crecimientos negativos observados en 2023, creció un tímido 0,8% real anual. y las de comercial y consumo decrecieron un 5,1% y 10,6% real anual respectivamente. Este comportamiento del crédito ya consolida varios meses y es explicado tanto por factores de oferta como de demanda que tiene que ver con el aumento de las tasas de interés, la disminución del ingreso disponible, la desaceleración de la demanda interna y el deterioro de la capacidad de pago del crédito, entre otros.

No es un secreto, que el crédito es una herramienta importante para apalancar la actividad económica, y esta dinámica observada genera algunas alertas. Desde cada uno de sus segmentos, el crédito actúa como un facilitador de las decisiones de inversión y consumo de familias y empresas, y, por lo tanto, es un catalizador del crecimiento económico. El fomento de la inversión, mediante la cartera comercial, permite a las empresas financiar la expansión de su capacidad instalada, la innovación, entre otros. El segmento de consumo permite que las personas puedan financiar su educación y otras inversiones personales, además estimula y facilita la adquisición de bienes que, de otra forma, serían difíciles de adquirir por los hogares, como los automóviles, electrodomésticos u otros bienes durables, estimulando así la demanda por estos bienes. El segmento de vivienda, como su nombre lo indica, da la posibilidad a las familias de comprar una vivienda propia sin tener que esperar muchos años, tal vez décadas, para reunir el dinero necesario para comprarla.

En la reactivación del crédito pueden participar varios actores. Desde la oferta que provee el sistema financiero, la tarea para reactivar el crédito se ha dado mediante la disminución de las tasas, lo que se traduce en una reducción del costo del préstamo y lo hace más asequible para las familias y empresas. Asimismo, desde la ejecución de la inversión pública por parte del Gobierno y la continuación del ciclo de reducción de la tasa de intervención del BanRep se puede propender por acelerar la actividad económica, incrementando el nivel de empleo e ingreso disponible. De esta forma la capacidad de pago y confianza de consumidores y empresarios se verían fortalecidas, incentivando así la demanda de crédito y el crecimiento económico.