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3 de octubre de 2022Una persona muere de hambre cada cuatro segundos: Organizaciones humanitarias

Desperate times call for desperate measures, a family prepares wild fruits which are running out as drought bites. Metir prepares “Edung, wild fruits” for her baby 11-month-old Ing’olol. On her wall hangs an assoutment gourds that are a sad remind of a time when her family had enough milk for food. Instead of cows, she has lots of skins from the animals she once owned. “My prayer is for God to bring rain because my most treasured possession are my children. This village’s name means water in but now there is non to drink. When there is rain, my husband will come back because he went to look for food for the family, he has been away for 6 months. I feel anxious for the future and sad for my children.”
Con la información de que una persona muere de hambre cada cuatro segundos, 238 organizaciones no gubernamentales locales e internacionales piden a los líderes reunidos en la 77ª Asamblea General de la ONU que tomen medidas decisivas para poner fin a la espiral de la crisis mundial del hambre.
Organizaciones de 75 países han firmado una carta abierta expresando su indignación por el aumento de los niveles de hambre y señalando recomendaciones ante esta crisis. Se estima que 345 millones de personas ahora están experimentando hambre aguda, un número que ha incrementado drásticamente desde 2019.
A pesar de las promesas de los líderes mundiales de no permitir nunca más la hambruna en el siglo 21, la hambruna es una realidad mundial, con especial énfasis en países como Somalia. Actualmente, 50 millones de personas en 45 países están al borde de la inanición.
Mohanna Ahmed Ali Eljabaly de la Asociación de Cuidado Familiar de Yemen, uno de los firmantes de la carta, dijo: «Es abismal que con toda la tecnología en la agricultura y las técnicas de cosecha hoy en día todavía estamos hablando de hambruna en el siglo 21. No se trata de un país o un continente y el hambre nunca tiene una sola causa. Se trata de la injusticia de toda la humanidad. Es extremadamente difícil ver a las personas sufriendo mientras que otras que comparten el mismo planeta tienen mucha comida. No debemos esperar un momento más para centrarnos tanto en proporcionar alimentos inmediatos que salven vidas como en apoyo a largo plazo para que las personas puedan hacerse cargo de su futuro y mantenerse a sí mismas y a sus familias».
Sumaya, una madre de 32 años que vive con sus cuatro hijos en un campamento de desplazados en la región somalí de Etiopía, es una de los millones que enfrentan niveles catastróficos de hambre.
«Sin agua, sin comida, una vida sin esperanza», dijo. «Sobre todo, mis hijos se mueren de hambre. Están al borde de la muerte. A menos que consigan algo de comida, me temo que morirán».
La crisis mundial del hambre ha sido alimentada por una mezcla mortal de pobreza, injusticia social, desigualdad de género, conflictos, cambio climático y crisis económicas, con los impactos persistentes de la pandemia de COVID-19 y la crisis en Ucrania que aumentan aún más los precios de los alimentos y el costo de la vida.
Esta crisis internacional impacta brutalmente la situación de vida de poblaciones vulnerables en Colombia, un indicador de esta crisis es la situación de desnutrición del 64 % de niños y niñas que no tiene acceso a lactancia materna en el país.
“Detrás de estas estadísticas hay personas reales y la falta de acción tiene consecuencias horribles de vida y muerte reales. Para la mujer que huyó de su país para escapar de la violencia de la guerra y ahora tiene su ración de alimentos reducida a la mitad o suspendida por completo. Para el niño hambriento obligado a abandonar la escuela para trabajar para que su familia pueda comer. Para la joven obligada a casarse que se enfrenta a la explotación sexual y a los abusos. Y para el cuidador que hace el largo viaje para buscar tratamiento para un niño pequeño gravemente desnutrido solamente para descubrir que el centro de salud está cerrado debido a la escasez de fondos”, contextualiza la carta sobre cada una de las historias que hay detrás de esta crisis. Aquellos con el poder y el dinero para cambiar esto deben unirse para responder mejor a las crisis actuales y prevenir y prepararse para las futuras.