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24 de febrero de 2025En enero de 2025, el gasto de los hogares, desde la medición de Gastometría de RADDAR, fue de $93 billones. En enero de 2024, el gasto de los hogares fue de $87,9 billones, lo que significa un crecimiento en términos corrientes de 6,33%.
En términos reales, el crecimiento anual del gasto fue de 1,05%, manteniéndose en el terreno positivo de los últimos meses, aun así, en enero se registra un cambio en la tendencia.
El gasto de los hogares en enero continúa creciendo en términos reales, pese a que la inflación presentó un estancamiento impulsada principalmente por un nuevo repunte de alimentos. Ahora bien, ante el crecimiento de diciembre, uno de los mejores en los últimos años, la dinámica en el primer mes del año parece mostrar señales de desaceleración como un posible efecto base así como también por el escenario de inicio de año en donde los hogares suelen tener menos disposición de compra ante los aumentos en tarifas de transporte, educación, arriendos y otros rubros. Por otro lado, también vale la pena destacar el menor nivel de endeudamiento de los hogares, los cuales aunque puedan mantener cierta cautela, pueden tener más libertad para usar el crédito
La colocación crediticia, sumando la causada con tarjeta de crédito, consumo – libre destinación e hipotecaria, tuvo un crecimiento anual de 17,7%, debido mayormente a la dinámica en colocación de crédito hipotecario frente al año pasado de 47,1 %.
El salario mínimo real vigente, tuvo un aumento anual de capacidad de compra de 4,06% y de ingreso por ocupado de -3,2%.
En los últimos 12 meses, el gasto de los hogares ha mostrado una tendencia al alza en todos los niveles de ingreso. Sin embargo, solo los hogares de ingresos altos y bajos han logrado ubicarse en terreno positivo. En los ingresos bajos, esto se debe principalmente a la desaceleración de la inflación de alimentos, lo que ha permitido una recuperación en su capacidad de compra. Por su parte, los hogares de ingresos altos han sido favorecidos por una mayor capacidad de consumo, impulsada por menores tasas de interés en créditos, que tienen un peso significativo en su estructura de gasto. En contraste, los hogares de ingresos medios, que representan una gran parte de la población en Colombia, aún enfrentan dificultades para recuperar su gasto real, lo que evidencia que el proceso de ajuste en el consumo aún no se ha completado.
La inflación anual sorprendió en enero al mantenerse en 5,2% por tercer mes consecutivo. Al desagregar el indicador según las medidas de inflación básica del Banco de la República, destaca el repunte en la variación anual del IPC de alimentos, que además presentó en enero una inflación mensual superior al promedio histórico previo a la pandemia. Tanto los alimentos frescos como los procesados registraron incrementos importantes en sus precios. Entre los primeros, productos como el tomate y algunas hortalizas fueron los que más subieron, mientras que, en los procesados, las gaseosas sorprendieron por su fuerte aumento mensual, influenciado en parte por el alza en la tasa del impuesto a las bebidas azucaradas.
Otros rubros que presionaron el bolsillo de los hogares fueron los relacionados con el transporte público, cuyos precios suelen ajustarse al inicio del año debido a la indexación con variables como la inflación de cierre del año anterior. No obstante, como aspecto positivo, se mantiene la tendencia a la baja en indicadores como la inflación de bienes regulados y la inflación sin alimentos ni regulados. A pesar de esto, persisten factores que requerirán de mantener un constante seguimiento, como el incremento en los precios al productor medidos a través del IPP, que podrían terminar trasladandose al consumidor final y generar nuevas presiones sobre el gasto de los hogares.
En los últimos años, el gasto de los hogares ha experimentado cambios significativos en la composición de su presupuesto, reflejando las transformaciones económicas y sociales recientes. Una de las variaciones más notables es el incremento en la participación de los alimentos dentro del gasto total de los hogares. En comparación con 2019, este rubro ha ganado al menos 5 puntos porcentuales dentro del bolsillo de los consumidores, lo que implica que otros grupos de gasto han tenido que ajustarse para dar cabida a este aumento. Este fenómeno puede explicarse por varios factores, entre ellos el impacto de la inflación en los precios de los alimentos, que ha sido especialmente fuerte en los últimos años, sumado a cambios en las preferencias y necesidades de los hogares frente a coyunturas como la pandemia y la posterior recuperación económica. Estos cambios reflejan la capacidad de adaptación de los consumidores, quienes han reconfigurado su estructura de gasto en respuesta a un entorno económico dinámico, marcado por la inflación, cambios en el ingreso real y transformaciones en el costo de vida.
Para enero de 2025, todas las fuentes de gasto de los hogares presentaron un crecimiento interanual, destacándose los importantes incrementos de las remesas y el uso de los créditos de consumo. En el caso de las remesas, estas se han visto beneficiadas no solo por el flujo migratorio de colombianos al exterior, sino también por una leve depreciación del tipo de cambio interanual. A principios de 2024, el tipo de cambio rondaba los 3.900 COP/USD, mientras que a inicios de 2025 se encontraba alrededor de los 4.300 COP/USD.
Respecto al crecimiento de los créditos de consumo, este puede deberse a un mayor uso de estos por parte de los hogares, ya que muchas personas recibieron el último pago de su salario hacia el 20 de diciembre, debiendo soportar más de 30 días con el mismo. Esto pudo haber obligado a algunos a recurrir al crédito para cubrir gastos básicos o aprovechar promociones de liquidación del mes, lo que, a su vez, podría haberse reflejado en una ligera mayor participación del crédito en la composición de las fuentes de gasto en comparación con enero del año pasado.
Por último, los ingresos por parte de salarios y rentas también mantuvieron su crecimiento, en medio del aumento en el número de ocupados y el incremento del salario mínimo.
El perfil del cazador de promociones sigue teniendo un rol relevante en las compras de los hogares durante enero, impulsado por las jornadas de descuentos y liquidaciones que marcan el inicio del año. Sin embargo, su participación ha disminuido en comparación con los eneros de 2019 y 2022, reflejando un cambio en las prioridades de los consumidores. En su lugar, ha ganado terreno el cazador de valor, un perfil que ha persistido en los últimos meses y que prioriza la relación calidad-precio por encima de los descuentos inmediatos. Este comportamiento sugiere que, en un entorno donde el poder adquisitivo sigue ajustándose, los hogares están buscando maximizar el rendimiento de su dinero a través de compras más estratégicas y sostenibles en el tiempo.