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5 de agosto de 2025Aliplast propone un Tratado Global de Plásticos equilibrado y basado en evidencia científica

La Asociación Latinoamericana de la Industria Plástica (Aliplast) reiteró su respaldo al Tratado Global para poner fin a la contaminación por plásticos, durante la segunda parte de la quinta sesión del Comité Intergubernamental de Negociación (INC 5.2). La organización aboga por un enfoque técnico y basado en la ciencia, la cooperación y la economía circular.
“El tratado global de plásticos es una gran oportunidad para lograr un consenso mundial que permita alinear iniciativas y comprometer a los diversos actores hacia la eliminación de la contaminación por plásticos a través de la gestión de residuos, la economía circular y la innovación. Esperamos que los países estén a la altura y se logre avanzar hacia este propósito”, afirmó Daniel Mitchell, presidente ejecutivo de Aliplast y Acoplásticos.
ALIPLAST considera que es fundamental que las negociaciones y discusiones sobre un asunto tan complejo se den en el marco de un enfoque sistémico y basado en la ciencia.
Es importante también destacar que el instrumento debe priorizar los planes nacionales, dadas las idiosincrasias de los países, las diferentes legislaciones nacionales vigentes, los múltiples y diversos tipos de sistemas de gestión de residuos y las particularidades socioeconómicas de cada país. Así, cada nación debe desarrollar las políticas y acciones que permitan dar soluciones adecuadas y a la medida de sus sociedades y territorios.
ALIPLAST no está de acuerdo con que el texto del instrumento jurídico vinculante incluya restricciones o límites en la producción de materiales plásticos o de sustancias químicas utilizadas en su fabricación. Los Estados deben reconocer el aporte de los plásticos en pilares fundamentales del desarrollo como la alimentación, la salud pública, la infraestructura, la energía, las comunicaciones o la movilidad, y entender su rol en la democratización en el acceso a bienes y servicios para las personas y el bienestar económico y social de las naciones, así como en el frente ambiental, por ejemplo, para la reducción de emisiones de gases efecto invernadero o para evitar el desperdicio de alimentos.
Una medida que limite la producción de plásticos no solo no contribuirá a la reducción de la contaminación, sino que provocaría efectos adversos para los ciudadanos de menores ingresos a través del aumento de precios o del desabastecimiento en las cadenas de alimentos y bienes de consumo esenciales, así como en el acceso a agua potable, servicios públicos, salud, entre otros.
El plástico es un material de inmenso valor para la humanidad. Basta recordar todos los beneficios y garantías que su uso dio al mundo durante la pandemia del COVID 19. El plástico es, en este sentido, fundamental para que todas las naciones puedan avanzar hacia el cumplimiento de muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, incluyendo: 1. Fin de la Pobreza, 2. Hambre Cero 3. Salud y Bienestar, 6. Agua Limpia y Saneamiento, 7. Energía Asequible y No Contaminante, 8. Trabajo Decente y Crecimiento Económico, 9. Industria, Innovación e Infraestructura, 11. Ciudades y Comunidades Sostenibles,12. Producción y Consumo Responsables,13. Acción por el Clima y 17. Alianzas para Lograr los Objetivos.
La industria plástica latinoamericana, representada en ALIPLAST, apoya el desarrollo y la implementación de programas de gestión de sustancias químicas como son el REACH de la Unión Europea y el TSCA de Estados Unidos, así como la adopción del Sistema Globalmente Armonizado (SGA) para clasificar y etiquetar productos químicos. El objetivo de estos programas es mitigar, gestionar y comunicar los peligros de la industria química de manera uniforme. Sin embargo, es necesario resaltar que su implementación conlleva gastos en las empresas y toma tiempo, y que muchos estados no cuentan aún con programas similares para la gestión de los químicos a nivel nacional, al encontrarse en etapas iniciales o intermedias en la adopción de los lineamientos y desarrollos normativos en la materia.
Es importante advertir también sobre las consecuencias negativas que traería incluir en el texto del instrumento jurídico vinculante listados de productos o sustancias químicas preocupantes o problemáticos. No es responsable abordar este asunto de manera apresurada, sin los sustentos científicos y el diálogo profundo entre expertos, y sin tomar en consideración los programas autorizados de gestión química. Más aún cuando ya hay otros convenios que a menudo son referidos como los «Convenios sobre productos químicos y desechos» y trabajan de manera complementaria para abordar diferentes aspectos de la gestión de sustancias químicas y residuos peligrosos a lo largo de su ciclo de vida. Tales instrumentos son el Convenio de Basilea que se centra en el control de los movimientos transfronterizos de desechos peligrosos y su eliminación, el Convenio de Rotterdam que establece un procedimiento de consentimiento fundamentado previo para la importación de plaguicidas y productos químicos peligrosos y el Convenio de Estocolmo que tiene como objetivo proteger la salud humana y el medio ambiente de los contaminantes orgánicos persistentes. Existe una coordinación real en la aplicación de los tres convenios a nivel nacional, regional y mundial, mediante la armonización de políticas, la cooperación entre las partes y el intercambio de información.
Establecer listados adicionales de productos problemáticos, no solo generará un impacto económico en las empresas y sobre el empleo, sino también incentivará la promoción de alternativas que posiblemente representen un impacto ambiental mayor en su ciclo de vida o que puedan generar riesgos a la salud pública. Un listado de productos problemáticos realmente no aporta al objetivo del acuerdo que es eliminar la contaminación por plásticos, lo cual se logra a través de la gestión de residuos, la economía circular y leyes sobre el concepto de responsabilidad extendida del productor (REP). Entendemos que la noción de REP es un principio transversal del Instrumento. Este mecanismo demuestra ser una valiosa herramienta para incrementar las tasas de rediseño, eficiente gestión integral y reciclado de los plásticos, como muestran los indicadores de aquellos países que cuentan con leyes REP. Una ley REP contribuirá a organizar un sistema nacional para la gestión de todos los residuos reciclables, incluyendo los plásticos de un solo uso, contribuyendo a mejorar las tasas de recuperación, sobre un modelo de economía circular buscando erradicar la disposición final en basurales a cielo abierto y terminar con la gestión inadecuada de los residuos sólidos urbanos.
La industria global del plástico avanza decididamente hacia la economía circular, con una creciente capacidad instalada de reciclaje mecánico, avances tecnológicos y de infraestructura en reciclaje avanzando e innovaciones en ecodiseño, uso de materiales reciclados y biodegradables, y procesos de producción sostenibles.
Al adherirse a principios basados en la ciencia y permitir la participación de expertos gubernamentales, académicos y de la industria, los estados miembros pueden liderar y promover la creación de regulaciones justas y eficaces para eliminar la contaminación por plásticos.
ALIPLAST apoya y sostiene que la “Información, la educación e investigación” se transformen en herramientas sólidas en el Tratado. Es importante considerar que la circularidad de los plásticos va más allá del reciclaje. Su viabilidad requiere inversión en innovación, infraestructura, sistemas normativos y regulatorios, esfuerzos de desarrollo de capacidades, financiamiento adecuado y programas educativos. La educación ambiental y la concientización son factores claves para que los plásticos sean responsablemente consumidos, reutilizados, reciclados y recuperados. Las políticas públicas educativas deberían incluir a recuperadores urbanos, docentes, alumnos, representantes gubernamentales, empresas y ciudadanos de cada estado parte, para que la sociedad en su conjunto incorpore buenas prácticas de consumo y una cultura circular donde los plásticos en conjunto con los otros materiales eviten convertirse en desechos.
En conclusión, para asegurar un tratado global justo y efectivo, ALIPLAST insta a los negociadores a:
• Apoyar la finalización de las negociaciones con un acuerdo en el marco de INC 5.2.
• Oponerse a restricciones o limitantes sobre la producción de plásticos.
• Oponerse a listas de sustancias preocupantes.
• Oponerse a listas de productos problemáticos.
• Permitir que la implementación de los Convenios de Basilea, Estocolmo y Rotterdam continúe avanzando a su propio ritmo, liderada por expertos en esta materia, evitando de esta forma duplicar esfuerzos y, a su vez, concentrar el contenido del tratado global en las medidas para evitar la contaminación por plásticos.
• Abogar por planes nacionales y flexibilidad en la implementación de las obligaciones del tratado, reconociendo las idiosincrasias y realidades de cada país y sector.
• Promover esquemas de gestión de sustancias químicas basados en la ciencia, utilizando TSCA y REACH como referencias para garantizar la seguridad química.
• Apoyar la innovación en gestión de residuos, reciclaje, reutilización y estrategias de economía circular que reduzcan los residuos sin comprometer los servicios y bienes esenciales para la ciudadanía.
• Fortalecer el Principio de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) como lineamiento estandarizado, los sistemas de gestión de residuos y garantizar el acceso a los mismos de toda la población.
• Implementar leyes sobre educación ambiental de todos los sectores de la sociedad para la transición a la circularidad.
• Aplicar políticas públicas nacionales sobre ecodiseño, reciclabilidad, reutilización y uso de contenido reciclado posconsumo en productos finales a fin de acelerar el uso de plásticos reciclados.
• Establecer mecanismos de financiación hacia economías de ingresos bajos y medios, que permitan acelerar la transición global hacia una industria plástica circular y sostenible.
Hoy se nos presenta la oportunidad única de construir de manera conjunta un tratado justo, equilibrado y eficaz, que reconozca la ciencia, valide las realidades nacionales y promueva soluciones viables para todas las partes.
Desde ALIPLAST creemos firmemente que es posible pensar en un futuro sin contaminación por residuos plásticos, pero la prohibición o las restricciones no son el camino: se debe promover la innovación, la cooperación, la responsabilidad compartida y una visión de sostenibilidad y economía circular para la industria del plástico, un material imprescindible en la habilitación de todos los sectores productivos mundiales.