La UE mira a Latinoamérica para lograr mayor independencia de la energía rusa
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27 de octubre de 2022(Bloomberg) — El Reino Unido desechó una prohibición sobre la producción de gas shale; Noruega busca petróleo en las profundidades del Ártico; y Estados Unidos suplica a las empresas de perforación que extraigan más.
Muchos de los países más grandes del mundo están dando marcha atrás, o desacelerando, en algunos de sus planes para alejarse de los combustibles fósiles.
Pero ese no es el caso de Colombia. Su primer presidente izquierdista, Gustavo Petro, ha dejado de ofrecer nuevas licencias para la exploración de petróleo en el tercer mayor productor de América Latina. También presiona al Congreso, a través de una legislación que trazó en su primer día en el cargo, para aumentar los impuestos sobre las exportaciones de energía y trabaja para implementar una prohibición al fracking. Ningún otro país petrolero busca restringir tanto a la industria.
Los ejecutivos petroleros en Bogotá dan acuse de recibo al mensaje. Ecopetrol SA, el productor controlado por el Estado, ha desechado proyectos piloto de fracking, una controvertida técnica de extracción en la que se basaba para reactivar su producción. Y productores independientes como Gran Tierra Energy ahora buscan en otros lugares, incluso en el vecino Ecuador, para impulsar su producción. La Asociación Colombiana del Petróleo estima que los planes de Petro provocarán una caída del 30% en la inversión en la industria.
“Están asustando mucho al sector privado”, dijo John Padilla, director gerente de la consultora energética IPD Latin America, con sede en Colombia.
Todo esto, por supuesto, es una gran noticia para cualquier persona preocupada por el calentamiento global. El problema es que las duras medidas contra el petróleo contribuyen a un colapso en los mercados colombianos que, si no se controla, aumentará la presión financiera y política sobre la nueva Administración. El peso se ha desplomado más de un 20% frente al dólar desde que Petro fue elegido en junio, elevando el precio de las importaciones y sumándose a una espiral inflacionaria que golpea a los colombianos todos los días.
“La pregunta”, dijo Padilla, “es cuánto tiempo puede continuar ese discurso”.
El activismo ambiental de Petro se destaca en una región donde los productos básicos han impulsado históricamente la economía. Alrededor del 50% de los ingresos por exportaciones de Colombia provienen del petróleo y la minería. Si Petro tiene éxito, brindará a otros mercados emergentes una estrategia sobre cómo comenzar con la transición energética.
O podría convertirse en una advertencia de un ecologismo demasiado ambicioso. Sin duda, el impulso antipetrolero acelerará una caída de la producción y las exportaciones de Colombia en un momento en que el país necesita todos los ingresos que pueda conseguir para financiar sus planes de aumento del gasto social.
Riesgo de una reacción violenta
El riesgo de una reacción violenta de la población contra Petro es real, especialmente porque van de la mano con la eliminación de costosos subsidios al combustible. Este año, el presidente de Ecuador casi fue destituido por los precios del combustible. Brasil y México han sacrificado ingresos fiscales para subsidiar la gasolina y el diésel. Muchos observadores de la industria todavía esperan que Petro retroceda bajo el peso de los ajustados presupuestos nacionales.
“Las circunstancias se impondrán, y el discurso tendrá que alinearse con la realidad más temprano que tarde”, dijo Schreiner Parker, director para América Latina de la consultora Rystad Energy.
Los miembros del equipo económico de Petro discrepan sobre la rapidez con la que el país debería abandonar el petróleo y el gas. El ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, ha dicho que no hay una decisión final sobre el término de la exploración de petróleo y gas. Por su parte, la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, académica y activista ambiental que ha trabajado con Petro desde que era alcalde de Bogotá, dijo que la prohibición de adjudicar nuevas áreas para exploración sigue vigente.
El Ministerio de Minas y Energía, en respuesta a preguntas, dijo que Ecopetrol y otras empresas de exploración ya tienen suficientes licencias para aumentar las reservas probadas de petróleo de Colombia, y que el Gobierno permitirá que los proyectos existentes sigan adelante.
Incluso si Petro redujera la velocidad o revirtiera su esfuerzo, ya ha debilitado la capacidad de Colombia para revertir una industria petrolera que ha estado en declive durante años. El país siempre había sido difícil de vender a las grandes petroleras internacionales.
Colombia no ofrece el mismo tipo de descubrimientos de miles de millones de barriles que se han realizado en Guyana y Brasil, y necesita ofrecer más incentivos para que las empresas asuman un riesgo de exploración. Chevron Corp. se retiró de Colombia en 2019; Occidental Petroleum Corp. vendió sus campos en tierra en Colombia en 2020; incluso Ecopetrol, una empresa cuyo liderazgo es elegido por el Gobierno, ha recurrido al shale estadounidense en busca de oportunidades de expansión.
Si Petro logra una transición a la energía renovable en un país con fuertes vientos, caudalosos ríos y abundante luz solar, se olvidará el duro comienzo de su mandato. Los 13 gigavatios de proyectos de energía renovable planificados de Colombia ayudarán a reducir la dependencia de los hidrocarburos, y Ecopetrol tiene planes más concretos para la energía renovable y el hidrógeno verde que sus pares regionales Petróleos Mexicanos o Petróleo Brasileiro SA, según BloombergNEF.
Sin embargo, la Asociación Colombiana del Petróleo cree que se gestará una crisis mucho antes de que el país llegue a esa transición. “Están saltando todas las alarmas”, dijo en una entrevista Francisco Lloreda, titular del grupo.