(Alejandro Callejas Aristizábal, Gerente Camacol Bogotá y Cundinamarca).- El 2022 se ha caracterizado por un entorno de incertidumbre para todos los ciudadanos y en especial para los sectores empresariales. Primero fue el panorama electoral y la volatilidad del precio del dólar, y entre todo esto Bogotá, en particular, enfrentó la suspensión provisional de su Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que recién había sido promulgado en diciembre pasado y que no se había podido avanzar en la regulación, pendiente con la nacional, imposibilitando la emisión de licencias para nuevos proyectos habitacionales con la norma propuesta.
La decisión judicial siguió criterios estrictamente procesales, y sólo en ese contexto se definirá el futuro de este POT; pero aun así, es valioso abrir una nueva discusión sobre cómo plantar un modelo de organización.
Lo primero que hay que recordar es que el POT no es un proyecto de un representante. Tan pronto como mencionamos el “POT de Peñalosa” o el “POT de Claudia López”, es la muestra clara de la politización de un instrumento que debe construirse bajo estadísticas, proyectos y estudios técnicos, para primar la objetividad. y realidad del territorio. Es el POT de Bogotá, el día de la ruta de desarrollo de los bogotanos, y cualquier decisión que se tome dentro de una administración y del Concejo Municipal de Bogotá debe regirse estrictamente por estos criterios.
La segunda es que el POT brinda seguridad jurídica a las actividades que se realizan dentro de la ciudad. Es aquí donde cada sector productivo puede desarrollarse de manera sostenible y puede contribuir, además, al bienestar de los ciudadanos, que es el objetivo final que debe perseguir la organización. El soporte técnico es el que brinda esta seguridad jurídica, brinda reglas claras que no quedan al arbitrio de un empleado, sino que enmarca las decisiones en estándares legales y legítimos que le inyectan seguridad para las inversiones.
Actualizar la ordenanza significa, entre otras cosas, armonizar el desarrollo con los elementos de la estructura ambiental, y en este caso deben aparecer nuevas herramientas que más que aislar estos elementos, los protejan integrándolos en su desarrollo. El POT debe ser el encargado de unir a la sociedad en la importancia de los servicios ambientales sostenibles y de mostrar las oportunidades y el valor que representa una adecuada conservación.
Los anteriores son argumentos sobre lo que venimos trabajando desde el Gremio y han sido los principios de participación en la construcción del mejor modelo de planificación para Bogotá. También hay ideas sobre las que vale la pena reflexionar en las etapas judiciales si queremos continuar con el Decreto 190 o retomar con el 555, por lo que respetuosamente sugerimos a todos, especialmente a la administración, avanzar en la regulación con la fin de estar técnica y legalmente preparado para construir desde cualquier opción. Desde el Gremio seguimos dispuestos a trabajar de la mano con la administración para lograr que la ciudad tenga la mejor norma de ordenamiento posible y seguir construyendo juntos la ciudad que todos merecemos.