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1 de agosto de 2022(Ned Naylor-Leyland, director de Estrategia, Oro y Plata).- De vez en cuando surge una oportunidad en los mercados financieros que es plenamente convincente, pero revela la completa dicotomía que existe entre la ciencia del trading y el arte de ser humano. La idea de comprar algo cuando el sentimiento inversor está por los suelos, va contra toda lógica. Sin embargo, cuando se trata de seleccionar oportunidades de inversión prometedoras, debemos aprender a gestionar estas emociones en línea con nuestras carteras.
A medida que nos adentramos en el tercer trimestre de 2022, veo este tipo de oportunidades en acciones de compañías mineras de oro y plata.
Estos dos metales preciosos constituyen coberturas monetarias, o eso dice la teoría. En algunas divisas, esto es evidente; por ejemplo, si los precios del oro se expresan en liras turcas o reales brasileños. Sin embargo, cuando se trata de la «moneda de reserva», esto es menos evidente, y una de las preguntas obvias de los inversores es: si la inflación está aumentando y las tasas de interés son bajos, ¿el precio del oro no debería dispararse? La realidad, no obstante, es que estos dos metales operan en el mercado a plazo, y no en el mercado de divisas «front-end», con independencia de la divisa en que se expresen. En el mercado a plazo, los inversores siguen suponiendo que la inflación actual se evaporará y que todas las subidas prometidas de las tasas llegarán a su debido momento. Lo podemos llamar una especie de escenario idílico perverso anti oro.
En consecuencia, los dos metales monetarios han recibido un estacazo en los dos últimos meses, ya que la Reserva Federal estadounidense prometió cada vez más incrementos en tasas, mientras insistía en que la inflación bajaría gracias a esas medidas. Las compañías mineras de oro y plata afectadas han capitulado y los inversores a largo plazo han huido de ellas. Ahora han vuelto con los ánimos más bajos de su carrera, e incluso las compañías mineras de oro y plata cotizan a múltiplos con valor liquidativo exiguo y a precios de ganga. Estas compañías, cotizan actualmente un 50% más bajas respecto al máximo que alcanzaron en agosto de 2020 al situarse a niveles que no se veían desde que el oro cotizaba por debajo de 1.400 USD/onza. Hemos asistido a uno de los peores trimestres que se recuerdan para esta volátil clase de activos, pero parece inminente que se cometerá un error político grave con el posterior giro monetario. Cuando la Reserva Federal estadounidense cambie de línea dura a posición moderada, estos valores no deseados deberían ser los principales beneficiarios de este cambio. Además, el precio del oro en USD ($Gold) sigue estando a tiro de piedra de máximos históricos, algo que seguramente desencadenaría un auténtico movimiento generalizado hacia este subsector, en lugar de alejarse de él.
Las actuales lecturas de confianza pesimistas sobre las compañías mineras de oro corresponden con su extrema sensibilidad hacia variaciones de los precios al contado subyacentes del oro y la plata, expresados en dólares estadounidenses. Teniendo esto en cuenta, veamos dónde se sitúan los precios al contado en estos momentos. Para empezar, me llaman la atención dos hechos: Primero, los precios del oro, medidos en GBP/EUR/JPY, ya han saltado a un nuevo rango de cotización mayor, y sólo el $Gold continúa rezagado y está a la espera de confirmación. Esto, desde luego, depende de la pujanza del dólar en los mercados de divisas globales. Segundo, y por supuesto más importante para el conjunto del sector, en abril de este año, este precio crucial del $Gold ya comentado cayó por debajo del nivel técnico clave de 2.100 $ por tercera vez desde 1980. Dado que el precio del $Gold permanece por debajo de su máximo ajustado a la inflación de 2.100 $ desde hace más de 40 años, concretamente desde 1980, los inversores de oro son los únicos que pueden decir de forma realista que nunca han visto un verdadero mercado alcista en sus carreras de inversión. Esto es aún más cierto en el caso de las acciones de compañías mineras de oro y plata, que son sensibles a los flujos y precisan de nuevos participantes para moverse con fuerza. La primera vez que el precio del $Gold intentó superar el verdadero máximo de 1980 fue en 2011. Lo volvió a intentar en 2020 y luego por tercera vez este año antes de que la Reserva Federal estadounidense prometiera la aún inminente avalancha de subidas de tasas de interés. La buena noticia es que ni la pujanza del dólar ni esta aparente incapacidad de romper la barrera de 2.100 $/onza, pueden durar para siempre. Todas las clases de activos tienen su momento, su periodo de apogeo, incluso las acciones de compañías mineras de oro y plata. Cuando la Reserva Federal estadounidense impulse los mercados de consumo y de crédito con interminables subidas de tasas, creemos que estas acciones brindarán una excelente oportunidad.