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1 de junio de 2022(Alejandro Callejas Aristizábal – Camacol Gerente Bogotá y Cundinamarca).- La informalidad es uno de los flagelos que golpean con fuerza en el desarrollo de Bogotá. En el campo del habitar y teniendo en cuenta las unidades que se construyen anualmente, el 44 por ciento de la población que es objeto del segmento social se ve en la necesidad de solventar la tecnología para su vivienda en la informalidad. Este escenario tiene que ver con las metas de desarrollo sostenible y el compromiso con los ODS que ha adquirido Colombia, un lugar que limita el acceso a los espacios habitables, no genera condiciones de seguridad ni habitabilidad y tampoco permite la protección oportuna y adecuada de los elementos ambientales.
Otra preocupación es el escenario que se está dando en Bogotá, donde todos los incentivos reciben la informalidad. El nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT) impone cargas excesivas a la actividad formal, dificultando la oferta de vivienda. Por otro lado, debido a la falta de regulación de este POT, hoy la ciudad no tiene una regla clara con la cual trabajar y planificar nuevos proyectos urbanos. Cierra ante la falta de más de 70 reglamentos que inciden en el licenciamiento, y los curadores urbanos no han podido otorgar licencia bajo la norma de regulación vigente que da continuidad al dinamismo del sector y al desarrollo formal de la ciudad. Este escenario lleva a viviendas que demandan un ser vivo expulsado a buscar soluciones en los municipios vecinos y, quizás, en la informalidad.
Cuando la Administración Distrital decretó el nuevo POT anunció un cronograma para trabajar en la reglamentación de la norma y se comprometió a realizar los ajustes y las mejoras necesarias en los temas que no tenían total claridad técnica. De las promesas que hoy no se han materializado, ustedes no han podido cumplirlas y no han avanzado en el reglamento ni en los ajustes de una norma vigente desde hace cinco meses. Nuestro respetuoso llamado es para que ustedes avancen lo antes posible en la regulación pendiente y así puedan comprender las verdaderas dimensiones y desafíos de este POT. Además, seguimos insistiendo en la necesidad de contar con un régimen transitorio, y para ello queremos pedir al propio alcalde, en su caso, que solicite al Concejo de Bogotá una modificación excepcional a la norma que permita establecer este periodo de adecuación en la que se puedan tramitar las licencias, para que el futuro desarrollo de la ciudad no se detenga y el sector formal pueda cumplir con el compromiso de generar empleo, dinamismo económico y plusvalía para los hogares de Bogotá.